Wednesday, January 18, 2006

Elementos para una Cultura de Innovación

Este documento presenta un resumen de los elementos necesarios para crear y mantener una cultura de innovación, y varios de sus factores habilitadores. Estos son tres elementos básicos que debieran formar parte de un nuevo sentido común acerca de la innovación en Chile: (i) aceptar e incorporar las fallas como necesario para tener éxito en innovación tecnológica, (ii) tener claridad que se puede aprender a innovar, y que cada proyecto debiera tener un procesos de innovación con etapas y fases claras, y (iii) crear conciencia que el éxito de una innovación se juega en dos etapas –innovación y ejecución- que necesitan distintos tipos de capacidades y liderazgo que rara vez se encuentran en la misma persona.

Existe suficiente evidencia para asegurar que tanto estrategias privadas como políticas públicas de financiamiento a investigación y desarrollo (I+D) que no los consideren son menos efectivas que aquellas que las incluyen.

Fallar a Menudo y Fallar Temprano
Innovar es, por definición, una actividad incierta y de algo riesgo. Resulta de un proceso de exploración con información incompleta. En promedio, cada innovación que llega al mercado y es exitosa deja atrás una gran cantidad de ideas que son conceptualizadas, sometidas a experimentos, pasan etapas de eliminación y modificación en lo que, finalmente, son nuevos productos, servicios o procesos. Este proceso de generación, prueba y eliminación de ideas se conoce como el “embudo de desarrollo”, y se sustenta en dos pilares: (i) generación de pruebas (experimentos) y (ii) recopilación y sistematización de información.

Esto nos lleva a la primera dimensión necesaria para una cultura de innovación: hay que estar dispuesto a fallar a menudo, y en las etapas tempranas de desarrollo de innovaciones. Estas fallas resultan de diversos procesos de experimentación de los distintos conceptos generados a partir de una idea original, de manera de encontrar la combinación que aumenta su potencial comercial, y disminuye sus riegos tecnológicos y de mercado. Fallar es una inversión necesaria en las etapas tempranas de desarrollo de una innovación. La evidencia teórica y empírica es abundante: experimentación, prueba de prototipos, y contacto con el mercado están directamente asociados con qué tan disruptiva será una innovación.

Desde una perspectiva de emprendimiento, las fallas tienen un rol importante en el proceso de aprendizaje y formación de emprendedores desde la perspectiva de capitalistas de riesgo. En palabras de un capitalista de riesgo:
Para ser un emprendedor exitoso, se debe estar dispuesto a jugar, a tomar el riesgo de fallar que, por lo demás, es lo que las estadísticas dicen que le sucederá. A partir de ahí, a través de trabajo duro, aprendizaje y determinación, se puede minimizar el riesgo de emprendimiento fallido.

Pero, independiente que las probabilidades de éxito sean alteradas levemente en favor del emprendedor debido a su esfuerzo, mi punto es este: si se falla, no se debe tomarlo de manera personal. Existen muchos aspectos fuera del control del emprendedor y, simplemente no se puede pararlos todos a tiempo. Sólo se debe tomar de manera personal si se falló debido a que el emprendedor fue negligente al planificar, no se tuvo el llamado sexto sentido, o hubo pobre ejecución. (Paul Gaebler, Gaebler Ventures)
Innovadores que no estén dispuestos a invertir en fallar tienen poca probabilidad de éxito. Del mismo modo, una sociedad que penaliza las fallas y las considera fracaso no es caldo de cultivo para innovación de calidad. Independientemente de los recursos que se destinen para financiar I+D, hay que dar lugar para fallas en procesos de innovación y emprendimiento en tecnología.

Un Nuevo Sentido Común: Innovar se Aprende
En innovación, una falla no es lo mismo que un error. La idea es que cada falla genere información valiosa acerca de cómo mejorar el concepto de los productos, procesos o servicios en los que se está innovando. Esto, sin embargo, sólo se logra si el proceso de innovación está libre de errores. Aquí, un proceso de innovación es la antesala al proceso de producción y, de la misma manera, está compuesto por etapas, puede ser sistematizable, y es capaz de generar resultados medianamente predecibles.
Mientras en el proceso de producción se debe ser eficiente en términos de costo, en el proceso de innovación se debe ser eficiente en términos de aprendizaje respecto al problema que se quiere resolver. Mientras en producción se debe aprender a producir más barato, en innovación se debe aprender a generar avances (breakthroughs) lo más radicales que sea posible[1].

Las innovaciones son probabilísticas, sin embargo los procesos de innovación no. Está demostrado que actores que cuentan con procesos de innovación definidos tienen mayor capacidad de reducir riesgos tecnológicos y de mercado, y generar mayor número de innovaciones exitosas de manera consistente.

Hay que cambiar el sentido común actual acerca de la innovación en Chile. Esto, en parte, significa incorporar los procesos de innovación como parte del sentido común en investigación y desarrollo de tecnología (productos, servicios y procesos). De esta manera, el financiamiento de I+D podría ser mucho más efectivo al evaluar, además de los méritos de la idea y equipo, la calidad del proceso de innovación para concretar la idea.

Roles en Innovación y Ejecución
La gestión moderna tiene mucho de ciencia y de arte. Una de las leyes de esta ciencia y certezas del arte es que las capacidades individuales y organizacionales necesarias para crear innovaciones exitosas son distintas a las necesarias para tener éxito en comercializarla. Esto, común en sociedades donde innovación y emprendimiento tienen un rol central en creación de valor, se representa en la cultura o sentido común en lo siguiente: quienes emprenden la innovación rara vez son los adecuados para llevarla con éxito al mercado.

Hay varias razones que explican lo anterior. Esto se traduce la necesidad de capitalistas de riesgo de buscar un chief executive officer (CEO) o general manager (GM) profesional que tome la iniciativa o empresa, y la lleve a mercado. Si bien esto diluye la propiedad de la empresa y relega al innovador a roles de I+D, dejando el liderazgo estratégico y comercial a terceros.

Crear una cultura de innovación que tenga un impacto positivo en las posibilidades de éxito de iniciativas incluye reconocer la importancia de esta realidad, e incorporarla a nuestro sentido común acerca de cómo se debiera realizar innovación tecnológica.


[1] En términos de tipos de innovación, se cuenta con las conocidas innovaciones incrementales y radicales, pero además innovaciones arquitectónicas y modulares.

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